Fantasía
nocturna fotos rotas: El viaje al
Norte.
Relato: 4º
Noche
desvelada para Sofía. No concilio el sueño, todos duermen, escucho la respiración los murmullos, ronquidos y algún sobresalto infantil de los hermanos pequeños. Tengo miedo, como en estas casas no hay
puertas sino cortinas, veo la claridad. Intentare dormir mas tranquila con luz.
El sueño y la sed, también el calor. Descalza y con poca ropa, siguiendo el
camino de la chopera, llego a la orilla
del rio. En una mano la toalla y en la otra una pastilla de jabón de olor lux. La
luna que me acompaño por el camino,
también continua con migo…me ayuda a verme
en el agua. Mi figura esbelta y juvenil
hace que me distraiga viéndome
desde distintos ángulos y figuras. Se rompe. Se une. Se rompe. Se une. Se rompe.
Se une. -Cuerpo pequeño, espigado, no
tengo rostro. La quietud de la noche pausa las aguas del rio. Transformándolas
amanera de espejo. -Grandioso espejo que me
incita a mirarme. Aun no veo mi rostro. Se rompe. Se une. Se rompe. Se
une.
Se oyen las lechuzas o mochuelos
nocturnos. No tengo miedo, no estoy
sola. ¡Bajo hasta la orilla! Mis pies descalzos, se tocan con el agua. Rio abajo camino a tiempos o voy nadando.
Dejándome llevar hasta el remanso.
Como el fantasma de un campo santo. Volando vuelvo al arbolado. Mientras que cielo y agua se van juntando. El viento de la noche, mis pies descalzos,
las estrellas fugaces me van guiando. Por el camino a casa…. voy despertando.
En el autobús
-Sofía,
despierta llegaras tarde.
Madre
me llama. Estoy descalza mi calzado
estará en el rio.
¿Que
dices?
-Nada
Madre nada.
Me
tome el café con leche y me lleve los churros para comerlos en el
autobús. Camino a Cañaveral a coger el tren para ir al norte del país. Maleta de cartón de color teja envejecida.
Dentro tan solo un vestido, tres braguitas. Un sujetador pues de la talla más pequeña, pero sin talla
pues fue de lo primero que aprendimos a confeccionar las amigas, mientras los
mayores dormían la siesta, nosotras nos hacíamos sujetadores. Entonces decíamos
–sostenes.
Yo era muy delgadita.
También llevaba una rebeca ya muy usada, en
color gris con rayas rojas. También unas
sandalias. Un velo para ir a misa. Me aburro mucho en misa. El cura riñe y se
enfada mucho y yo no se por qué dice que entre todos lo matamos. Cierto que heridas tiene. Pero yo al menos no
se quien se las hizo. Ni supe ni se. Ni creo que entenderé nunca quien, como,
ni cuando. Pues en la foto grande que hay en casi todas las casas, colgada por
encima de la cama de los padres…están cenando
doce o trece, todos pasándoselo mui bien. Bueno eso no lo entiendo ¡ya lo dije!
También
llevo una cesta que hizo mi padre con varas de mimbre, que
por esta tierra hay mucha. Cuando me vio con ella mi tía me la quito y la
tiro por la ventanilla del autobús. Gracias a que ella llevaba comida. Cierto
que la cesta era fea, y mucho! Pero la
hizo Padre, era en la
que yo solía llevar al campo un huevo
frito, pan y una naranja. Que nunca pude comer por que se llenaban de hormigas
y, soy muy escrupulosa.
Por
cierto, mi abuela me decía cuando niña, que por ser escrupulosa no me casaría
nunca. Que en el matrimonio se hacen guarradas. Entonces no se decía hacer el
amor.
En el tren
Ya
en el tren. Yo quería ver todo y por
cada sitio que pasábamos, en mi viejo cuaderno el que llevaba a la escuela fui cogiendo apuntes de los pueblos ciudades y
sitios…bien despierta para no perder un detalle. Le prometí a padre que les
contaría todo de pe a pa. También le
dije que lo primero que compraría con el sueldo seria un jersey para el y, una
rodilla nueva para poner el cántaro de agua en la cabeza cuando Madre vaya a la
fuente a por agua, ¡así no se le cae!
La
situación me superaría. Siempre pensé que jamás me marcharía del pueblo. (Decir
que el verano de mi tierra no me gusta ya que hace mucho calor). Yo quería verlo
todo y contarlo. Padre pasamos Plasencia. - Padre cerca de Béjar. -Ya pasado Salamanca me da el sueño, daré una cabezadita de mientras pasamos esta
zona de castilla, que me parece menos
agraciada, pues todo esta muy seco y hasta tirita el sol.
Los asientos del tren son de madera, los vagones
van repletos, pues muchos de los
viajeros son soldados que vuelven al cuartel tras el permiso de fin de semana.
Aun que es martes ellos comentan entre ellos que les dejaron
dos días mas de permiso, por su buen comportamiento. -Asique el miércoles…seguro que tendrían doble sesión
de limpiar Armas y botas.
En los tres primeros asientos junto a la puerta
de entrada vamos mi tía, mi tío y yo.
Frente a nosotros viajan una pareja de novios y un hombre de más edad, que
parece ser viaja solo.
Me duermo. -que sueño me duermo.
¿Tía
donde estamos ya? Me quede dormida.
Cerca
de Valladolid, me responde.
Que
calor en este tren…casi todos duermen. Huele mal, como a plátano. El señor del asiento de enfrente sonríe de manera algo rara. Algo lleva
escondido bajo el pantalón…lo toca y se
ríe. ¿Tía míre por que se ríe ese hombre si esta dormido? Tía mira y me lanza
un…cállate Sofía. ...Y no mires.
Que susto me dio, Yo no hice nada para
semejante grito, que se despertaron hasta los soldados. Menos el hombre del pantalón
de pana que sele movía algo por dentro. Pero tía bien que miraba con sus
vivarachos ojillos azules, haciendo que se cubría los ojos con la mano…pero a mí
no me volvió a dejar mirar. -Que asco.
Volví
a pensar en mi familia, creo ser egoísta, seguro que me marcho por no cuidar a
mis hermanos. Claro que estoy cansada de no ir a la escuela. De limpiarles los mocos y las cacas…que huelen a miel. Eso
nos lo dicen las madres para que los limpiemos…Que huelen a miel. Después nos
manda al arroyo o alas fuentes a lavar los pañales, como si los niños fueran
nuestros. Jabonar, solear, jabonar, tender. No pienso casarme. Ni lavar
pañales. Ni quitar los mocos. Ni tender la ropa. No guarrada. Seré intocable.
Sean felices.
Hortensia.